miércoles, 15 de octubre de 2008

Rebote del gato muerto

He leído esta tarde un poco sobre un hecho que en ocasiones sucede en los mercados de capitales: El rebote de gato muerto

El rebote... es un término usado en el sector bursátil para describir el momento en que un espectacular descenso de una acción es seguida inmediatamente por una moderada subida temporal, antes de reanudar su movimiento descendente, con la connotación que el aumento fue no una indicación de las circunstancias en la mejora en el mercado, como ocurre cuando un gato muerto rebota luego de caer desde una gran altura. Y esto fue justamente lo que parece haber ocurrido el martes.

Y hoy se comprobó que el gato rebotó, nada más. Muchas bolsas bajaron este miércoles.

Amanecerá y veremos.
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EE.UU. está oficialmente en recesión: FED

La información surge de California: "Estados Unidos está en recesión", dijo la presidenta de la Reserva Federal (FED) de San Francisco, Janet Yellen.

"Los datos económicos recientes sugieren que la economía estaba más débil de lo esperado en el tercer trimestre, señal probable de que esencialmente no hubo crecimiento alguno", dijo Yellen en Palo Alto (California).

"El crecimiento para el cuarto trimestre parece ser más débil aún, muy probablemente con una rotunda contracción", dijo. "Definitivamente, la economía de Estados Unidos parece estar en recesión", agregó.

Yellen habló pocas horas después de que datos oficiales mostraron que el déficit se triplicó en el año fiscal 2007-2008, a 455.000 millones de dólares, o 3,2% del producto interno bruto (PIB).

En Estados Unidos se define 'recesión' cuando ocurren más de dos trimestres con caída del PIB real.

La declaración también ocurre en momentos en que el gobierno estadounidense --por primera vez desde la 'Gran depresión' de los años 30-- nacionaliza parcialmente principales bancos, en un intento por hacer que los mercados financieros recuperen confianza.
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jueves, 9 de octubre de 2008

Entre Smith y Keynes


Por Mariano Grondona




"Pese a su natural egoísmo y rapacidad, el rico divide involuntariamente con el pobre el producto de todos sus artificios. Está manejado por una mano invisible para hacer casi la misma distribución de las necesidades de la vida que hubiera hecho una persona equitativa". Así enunció el escocés Adam Smith, en su Teoría de los sentimientos morales, el famoso principio según el cual, si se deja obrar a los hombres según su natural egoísmo, lo que resulta es el bien de la sociedad. Como era deísta, Smith creía en una Providencia que nos armoniza por encima de nosotros mismos. Esta creencia fue, a partir de Smith, el fundamento de la fe liberal en el dinamismo del mercado.

Al amparo de esta fe en la mano invisible del mercado, Europa, los Estados Unidos y la propia Argentina crecieron extraordinariamente hasta que la crisis mundial de los años treinta los paró en seco. Esta vez le correspondió a un inglés, John Maynard Keynes, advertir que en determinadas situaciones, aun cuando los individuos actúen de una manera racional, pueden producir entre todos, involuntariamente, una catástrofe. Es decir que la "mano invisible" de Smith, en lugar de ser beneficiosa, puede resultar en ocasiones extremadamente perjudicial.

Demos un ejemplo. En medio de una gran crisis como la que hoy angustia al mundo, ¿qué otra conducta podría ser más racional desde el punto de vista individual que bajar el gasto y aumentar el ahorro? Ahora veo que una serie de economistas bien intencionados nos están aconsejando precisamente esto a través de los medios. ¿Pero qué pasaría si todos siguieran su consejo? Que, como lo verificó Keynes en los años treinta, darían inicio a una monumental recesión en cuyas aguas se ahogarían hasta sus propios consejeros.

La historia muestra, pues, que no hay una sino dos manos invisibles. En tiempos que consideraríamos normales, cuenta la mano invisible que describió Smith. Pero en tiempos de crisis cuenta la otra mano, la mano de Keynes. Por eso en estos días predomina en vez del mercado el Estado, que está gastando ingentes recursos para prevenir la recesión.

Keynes suponía que, pasada la crisis, el Estado cedería otra vez su lugar al mercado. Quizá no previó que, una vez que se enciende su gusto por el poder, el Estado no se retira fácilmente de la escena y da lugar, en vez de la recesión, a la inflación. Es que tanto el mercado como el Estado son, después de todo, humanos y, como tales, imperfectos, siendo nuestro destino oscilar del liberalismo al estatismo y viceversa, según pasan los años.

Diafrio La Nación

martes, 7 de octubre de 2008

¡Se acabó el capitalismo!

- Moisés Naím


"La idea de un mercado todopoderoso sin reglas y sin intervención política es una locura... La era de la autorregulación se acabó. El laissez-faire se acabó".

Esto no lo dijo Fidel Castro. Son palabras del presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, quien ganó las elecciones prometiendo más mercado y menos Estado.

Hank Paulson, el secretario del Tesoro de Estados Unidos y antes magnate de Wall Street, también piensa así: "El capitalismo crudo llegó a su final", dijo.

La idea de que la actual catástrofe financiera es el comienzo del fin del capitalismo se ha popularizado y es aceptada tanto por quienes la celebran como por quienes la deploran.


No hay dudas de que esta crisis financiera será larga, dolorosa y mundial. El colapso de Wall Street dañará más familias, en más países y por más tiempo que el colapso de las Torres Gemelas. Y tampoco hay dudas de que las leyes, reglas del juego e instituciones que definen al sistema financiero mundial cambiarán drásticamente. Los Gobiernos adoptarán regulaciones y controles más estrictos sobre las actividades financieras.

Aumentará la concentración de las decisiones financieras y las más importantes serán moldeadas por un número más reducido de protagonistas.

Muchos de estos importantes personajes serán funcionarios públicos o jefes de los gigantescos bancos y fondos de inversión privados en los que se apilarán los capitales. Todo esto no hará desaparecer la especulación financiera: la cambiará y la hará más compleja, lo que a su vez aumentará las ganancias de quienes sepan cómo hacerla o tengan buenos amigos en los Gobiernos y entes reguladores.


¿Marca todo esto el fin del capitalismo o una transformación tan profunda que lo hará irreconocible?

La respuesta es que las conversaciones y afirmaciones con ese nivel de generalidad son banales.

Todos los sistemas son una combinación de mercado y Estado.

Las economías comunistas de Corea del Norte o Cuba tienen áreas donde funciona el mercado y la economía estadounidense incluye sectores donde el Estado es el actor dominante, si no el único. Por ejemplo, Fannie Mae y Freddie Mac, las gigantescas empresas hipotecarias estadounidenses que fracasaron, eran en la práctica empresas públicas. Su fracaso se debió más a fallas del Gobierno que a fallas del mercado. A su vez, el mercado está fallando de manera brutal y cruel no sólo en el sector financiero. También falla en protegernos de alimentos o medicinas adulteradas que pueden hacernos enfermar o hasta matar.

¿Quién duda de que necesitamos mucha más y mejor intervención del Estado en el área de protección al consumidor? ¿O que los problemas del medio ambiente sólo se resolverán con una creativa combinación de Estado y mercado?


Por otro lado, ¿qué pensarán del anunciado ocaso del capitalismo los miles de millones de chinos, hindúes, brasileños o indonesios cuya cotidianeidad -y supervivencia material- hoy en día depende del mercado? Nunca antes ha habido tanta gente en el mundo tan dependiente de la economía de mercado como ahora.

El capitalismo puede estar acosado en Wall Street, pero no lo está en Pekín, São Paolo o Bangkok ¿Es realista además suponer que empresas privadas, de Seattle a Shangai y de Lyon a Taipei, que están llenas de capital, de talento, de creatividad y de clientes ávidos de sus productos dejen de ser un bastión del capitalismo global? Estas empresas seguramente se verán afectadas por una crisis financiera que no va a dejar a nadie intocado y crecerán más lentamente por un tiempo. Pero no desaparecerán.


"El mundo jamás será igual después de esta crisis", le anunció hace poco el ministro de finanzas de Alemania a su Parlamento.

Hace siete años, después del 11-S, frases como ésta se transformaron, a fuerza de ser repetidas, en un cliché. Por supuesto que los ataques terroristas cambiaron muchas cosas, pero no tantas como nos pronosticaron los expertos. En efecto, esta crisis financiera tendrá un impacto global y cambiará más cosas que el 11-S. Pero no tantas como las que nos anuncian.


Fuente: El País
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lunes, 6 de octubre de 2008

Luz Fuerte, la mirada de Yta

Esta es sólo una parte de Luz Fuerte uno de los más recientes desnudos pintados por Ytalena.

(Hagan clic aquí para localizar la imagen completa)

Y visiten Arte de Yta, el web de Ytaelena Lopez, o ytaelena, como sencillamente se le conoce en su blog Tapping Yta, venezolana, comunicadora social, inmigrante en Estados Unidos ...

Siempre sigo a Yta porque me parece que ella y su arte son la misma cosa y eso me subyuga de alguna manera.

Yta publica su vida en internet de manera honesta y a veces desenfadada. De su Illusion Show 2008, la foto que más me gustó fue
esta y la que está abajo. A mi me encanta su arte y su mirada.


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Pensamiento complicado de un tal John Allen Paulos

"La inevitabilidad de muchos conflictos sociales se deriva, entre otras cosas, del hecho de que dos de nuestros ideales políticos más básicos, la libertad y la igualdad, son incompatibles en su forma más pura".

John Allen Paulos