viernes, 3 de abril de 2009

Podemos romper el círculo del odio y del enojo

El dueño de una empresa gritó al administrador, porque estaba enojado en ese momento.

El administrador llegó a su casa y gritó a su esposa, acusándola de gastar demasiado, al verla con un vestido nuevo.

La esposa gritó a la empleada porque rompió un plato.

La empleada dio un puntapié al perro porque la hizo tropezar.

El perro salió corriendo y mordió a una señora que pasaba por la vereda, porque obstaculizaba su salida por la puerta.

Esa señora fue al hospital a vacunarse contra la rabia y gritó al joven médico porque le dolió cuando le aplico la vacuna.

El médico llegó a su casa y gritó a su madre, porque la comida no era de su agrado.

La madre le acarició los cabellos diciéndole: ‘Hijo querido, mañana te haré tu comida favorita.

Tu trabajas mucho, estás cansado y necesitas de una buena noche de sueño.

Voy a cambiar las sábanas de tu cama por otras bien limpias y perfumadas, para que descanses con tranquilidad.

Mañana te sentirás mejor.’ Luego lo bendijo y abandonó la habitación dejándolo solo con sus pensamientos…

En ese momento, se interrumpió el círculo del enojo y del odio, porque chocó con la tolerancia, el perdón y el amor.

Si ingresaste en un círculo del odio, acuérdate que puedes romperlo con tolerancia, disposición al perdón y, sobre todo, con amor.

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Pensamiento complicado de un tal John Allen Paulos

"La inevitabilidad de muchos conflictos sociales se deriva, entre otras cosas, del hecho de que dos de nuestros ideales políticos más básicos, la libertad y la igualdad, son incompatibles en su forma más pura".

John Allen Paulos