viernes, 5 de junio de 2009

Benedetti no ha muerto. Lee el mensaje que nos envía


Libros

Quiero quedarme en medio de los libros
vibrar con Roque Dalton con Vallejo y Quiroga
ser una de sus páginas
la más inolvidable
y desde allí juzgar al pobre mundo
no pretendo que nadie me encuaderne
quiero pensar en rústica
con las pupilas verdes de la memoria franca
en el breviario de la noche en vilo mi abecedario de los sentimientos
sabe posarse en mis queridos nombres
me siento cómodo entre tantas hojas
con adverbios que son revelaciones
sílabas que me piden un socorro
adjetivos que parecen juguetes
quiero quedarme en medio de los libros
en ellos he aprendido a dar mis pasos
a convivir con mañas y soplidos vitales
a comprender lo que crearon otros
y a ser por fin
este poco que soy.

Entre dos vacíos

Si uno piensa en la nada que lo precedió 
no puede evitar un desasosiego que nos va cortando tajadas de vida
no es fácil concebir dónde estarán los insomnios 
las lágrimas los goces 
todo eso que estuvo en nuestras manos
y que creímos era para siempre 
al fin comprendimos que la eternidad era una rendija entre dos sombras 
todo se va pero no siempre vuelve 
abracemos eso que tuvimos y que acaso tenemos todavía 
miro hacia atrás y poco veo miro 
hacia delante y es la niebla 
admito que estoy entre dos vacíos 
con prudencia marco bien las huellas por donde regresaré 
con mi nostalgia pondré atención porque el paisaje es mío 
y yo quiero viajar con mi paisaje 

El amor, la muerte, los libros...

ROBERT MUR | XAVI AYÉN · VANGUARDIA

El amor, la muerte, los libros… son algunos de los temas que han quedado, como un último mensaje, en los poemas que ha dejado Mario Benedetti antes de morirse.

Como apunta su agente y amigo, Guillermo Schavelzon, “son parte de un libro nuevo que estaba en preparación y que no alcanzó a terminar. Habrá que esperar un tiempo para ver todo el material y qué se hace con él. En principio, no va a aparecer ninguna cómoda con nuevos textos inéditos, más allá de este libro. Lo sé porque él me iba enviando cada poema que terminaba, así, uno a uno, a medida que los escribía, quería saber enseguida la opinión de sus amigos”.

La reacción de los lectores, en todos los países de habla hispana demostró que Benedetti era, sin duda, uno de los poetas más seguidos de la actualidad. Muchos de los que acudieron a darle su último adiós afirmaban que “murió de amor”. Si, en cuerpo, falleció tras una larga y molesta enfermedad intestinal, lo cierto es que su alma empezó a declinar cuando su mujer, Luz, con quien compartió 60 años de matrimonio, empezó a perder la conciencia por el alzheimer para acabar falleciendo hace tres años. “Acontece la noche y estoy solo/ cargo conmigo mismo a duras penas/ al buen amor se lo llevó la muerte/ y no sé para quien seguir viviendo”, escribió el poeta en ‘Testigo de uno mismo’ (Visor), la última de sus más de ochenta obras.

Integridad, compromiso, generosidad, humildad. Son palabras comunes en las muestras de dolor expresadas desde todos los ámbitos y países. Póstuma unanimidad de la que no todos los grandes literatos pueden presumir en el más allá. 

Por supuesto, como todos los escritores de izquierda de su generación, sintió admiración por el líder cubano Fidel Castro y su revolución, que defendió sin tapujos hasta la muerte, a diferencia de tantos colegas que se distanciaron de la deriva autoritaria del régimen. Sin embargo, ello nunca le reportó las críticas que otros sí recibieron. La unanimidad en los elogios al poeta quizá respondan a su ejemplo de integridad. “Las causas en las que creo y que son derrotadas son las que me impulsan, porque gracias a que las defiendo puedo dormir tranquilo”, dijo Benedetti.

El escritor uruguayo Eduardo Galeano acudió al domicilio montevideano de Benedetti nada más conocer su muerte, y con más silencios que palabras expresó poéticamente su pesar: “Benedetti en italiano significa benditos y lo único que puedo decir es eso, benditos, benditos sean las mujeres y los hombres honestos y generosos como él”, dijo.

De esa generosidad fue testigo en el 2005 el entonces presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, y el grupo de periodistas que lo acompañábamos en su visita a Uruguay. Maragall saludó a Benedetti a las puertas del geriátrico donde Luz vivía su alzheimer y donde su marido la visitaba cada día. El escritor, pese a su evidente tristeza, no tuvo reparos en fotografiarse y charlar unos minutos no sólo con el president sino también con los periodistas.

“Podemos estar contentos de que la obra de Benedetti llegó a su plenitud hace ya algún tiempo”, dijo Hortensia Campanella, biógrafa de Benedetti.

El cantante Joan Manuel Serrat, que musicalizó al poeta en el disco El sur también existe,declaró sentir “pena por la muerte del amigo y la separación definitiva que esto significa, y liberación, porque en este caso la muerte se presenta como liberadora”.

Y poético fue el presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, uno de los primeros en visitar la capilla ardiente instalada en el Congreso. “Mario nunca muere, se siembra”, dijo Vázquez.

Fuente: Deci.me

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"La inevitabilidad de muchos conflictos sociales se deriva, entre otras cosas, del hecho de que dos de nuestros ideales políticos más básicos, la libertad y la igualdad, son incompatibles en su forma más pura".

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