domingo, 5 de septiembre de 2010

Venezuela, hacia el racionamiento

  • La 'tarjeta del buen vivir' subvencionará la cesta de la compra a los más pobres

Zapatero  embusteroJAIME LÓPEZ / Caracas Mostrando a las cámaras una cuartilla blanca con garabatos, Hugo Chávez explicó su última idea populista para subvencionar la cesta de la compra a los más pobres: la tarjeta del buen vivir. «Miren aquí esta cédula, hecha a mano por mí: consumo justo, satisfacción de necesidades, viajes y distracciones, alimentos, vehículos y viajes, que si te nació la niña…», enumeró el jueves el líder socialista.

El mandatario, que está inmerso en una campaña electoral para renovar su mayoría en el Parlamento, anunció que «pronto» entregará las tarjetas a los funcionarios del Estado, que se beneficiarán de créditos para comida y viajes turísticos al elitista archipiélago de Los Roques. «Como nosotros hemos retirado a la burguesía concesiones en Canaima (donde está el Salto del Ángel) y tenemos hoteles en Margarita... Una pareja se casa, no tiene dinero... Con la cédula del buen vivir, ¡viaje ahora y pague después!», dijo el Jefe de Estado, a modo de eslogan.

Dirigentes de la oposición y algunos economistas sostienen que su funcionamiento será similar a la cartilla de racionamiento de la Cuba comunista, un paralelismo que el mismo Chávez se encargó de desmentir. «Esta cédula es mía, ahora dicen que la inventó Fidel, y que es el racionamiento, por eso los escuálidos [opositores] están como están», criticó el mandatario. Con una galopante inflación del 26% y una recesión del 3,5% en el primer semestre, el líder bolivariano reconoce así que las personas con el sueldo mínimo han perdido parte de su poder adquisitivo.

El precio de los alimentos aumentó por encima de la inflación (un 36,7%) y es el rubro que más golpea el bolsillo de los venezolanos. Una familia debe desembolsar 547 euros para cubrir la cesta de la compra, un 52% más que el salario mínimo. Mientras, Chávez impulsa un ambicioso plan de nacionalizaciones de sectores clave como el petróleo, la agricultura o la electricidad, con la intención de diversificar la economía de Venezuela, que depende en un 90% de las exportaciones de crudo y tiene que importar el 70% de los alimentos.

Los resultados, hasta la fecha, son muy criticados. La producción de azúcar -un producto típico de exportación- cayó hasta las 5,7 millones de toneladas en la zafra 2009-2010, un 50% menos de lo estimado por el Gobierno. Lo mismo sucede con la leche, la carne o el café, cuyas importaciones crecieron en los últimos años. Chávez defiende que el Estado compra más comida porque los venezolanos «se alimentan mejor» y asegura que el índice de subnutrición disminuyó desde el 11% en 1998 hasta un 6% en la actualidad. A modo de ejemplo, el mandatario habló de su plan «Arepa para todo el mundo», que consiste en una red de «areperas socialistas» donde se vende este pan de maíz a la mitad de precio.

La tarjeta del buen vivir será expedida por el Banco de Venezuela, la antigua filial del Santander, y se beneficiarán las personas que cobran su nómina o reciben ayudas a través de la entidad estatal. El ex director del Banco Central, Domingo Maza Zavala, uno de los economistas de mayor prestigio, ve con buenos ojos la medida, pero critica que no resuelve el problema y podría restringir las libertades económicas, alterando así la calidad y la cantidad de los alimentos que los venezolanos pueden comprar: «Si el Gobierno pretende abatir la inflación debería buscar un buen abastecimiento de todo el mercado. Para ello es necesario fomentar la producción, con ayuda del sector privado. El Ejecutivo no puede convertirse en el supremo distribuidor de los alimentos».

De momento, las estadísticas dicen que Venezuela y Haití, un país devastado por el terremoto, serán los únicos países latinoamericanos cuyo PIB no crecerá este año.

EL MUNDO

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Pensamiento complicado de un tal John Allen Paulos

"La inevitabilidad de muchos conflictos sociales se deriva, entre otras cosas, del hecho de que dos de nuestros ideales políticos más básicos, la libertad y la igualdad, son incompatibles en su forma más pura".

John Allen Paulos