viernes, 12 de diciembre de 2008

Hubo un Hombre...


Por Samuel Arango M.

Hace muchos años, en una diminuta y desconocida aldea que no aparecía en el mapa, nació un niño. Su madre era campesina. Su padre un humilde artesano judío. Su cuna sirvió para colocar la paja que alimentaba a un buey y a una burra. Su adolescencia y su juventud transcurrieron en otra pequeña ciudad, insignificante. Trabajó silenciosamente en un taller hasta cuando tuvo 30 años de edad.

Durante tres años se desempeñó como predicador ambulante. Jamás escribió un libro. No llegó a ser gerente. No tuvo casa ni domicilio. No alcanzó títulos académicos. Se alejó apenas unos kilómetros del lugar donde nació.

No conoció las grandes ciudades. No saludó reyes, ni presidentes, ni empresarios.

Sus amigos más cercanos eran simples pescadores. Se presentaba como El mismo, era su única recomendación.

Siendo muy joven, la clase política se volvió contra Él. Lo creyeron peligroso porque la gente lo seguía. Sus amigos huyeron. Uno de ellos, su mano derecha, lo negó.

Fue traicionado y entregado a sus enemigos. Se le sometió a un juicio de burlas, sin defensas. Fue torturado y clavado en una cruz, entre dos reconocidos ladrones. Sus verdugos se jugaron a los dados lo único que Él tenía: su túnica usada. Su tumba la prestó un amigo.

Pero la verdad es que 21 siglos después, ni todos los reyes que han regido, ni los líderes que han existido, puestos juntos, han logrado influir tan poderosamente en la vida del hombre sobre la tierra como lo logró esta solitaria vida de un Hombre sencillo, al que llamaron Jesucristo.

…Comunicador
Este hombre sencillo que ante todo era Dios, realizó el esfuerzo, si puede decirse así, de mostrar a los hombres cómo era ser hombre. Sólo que pocas veces detallamos y aprendemos de su vida como mortal. Sin duda que Él trató de dar ejemplo para que entendiéramos, o mejor aprendiéramos a transitar los senderos de la perfección.

Entre las lecciones que nos legó con su ejemplo, se encuentra la Comunicación. Jesús fue un experto, el mejor comunicador que hasta el momento ha tenido la humanidad. Si no, cómo se explica que su mensaje estuviera vigente con el correr de los siglos o que lo hubiesen acompañado, en condiciones adversas, cerca de cinco mil personas para escuchar su palabra con atención. Para lograr esto, Jesús definitivamente era un hombre muy agradable y simpático. ¡A qué antipático lo siguen con hambre y sin techo ese número de admiradores!

Su ejemplo de comunicación debe servirnos para entender cómo debe ser nuestro mensaje. Estas son algunas características que Él nos señaló con toda claridad:

1. POSITIVO: Cambió el lenguaje judío y la polaridad del mensaje. Prácticamente destruyó los NO de los mandamientos de Moisés para hablar de bienaventurados, dichosos, benditos. (Mt. 5, 3-12) A la gente no le gusta que la regañen y el NO genera rechazo. Usó el lenguaje del amor y proclamó el amor.
2. COTIDIANO: Todo su mensaje estuvo enmarcado o “aterrizado” en las actividades cotidianas (Mt. 5, 13-14). Jesús, el mayor teólogo de todos los tiempos no fue un teólogo para la gente, lo fue ante los doctores que le entendían y lo admiraban, como lo hicieron cuando El tenía sólo 12 años y los asombraba con su profundidad.
3. CLARO Y CONTUNDENTE: Su lenguaje no era media tinta, no era si pero no. El público no acepta la indefinición. Frente a la ley (Mat. 5, 17-20) el adulterio (Mt. 5, 27-30) el divorcio (Mt. 5, 31-32) la venganza (Mt. 5, 38-42), su posición fue clara e inconfundible.
4. PONÍA EJEMPLOS: El pegante de todo mensaje son los ejemplos y Jesús los ponía a cada paso. La gente es concreta, la gente para entender debe referenciar el mensaje con su vida diaria: La polilla que corroe, la lámpara del cuerpo, los dos amos, las aves que vuelan, los lirios del campo (MT.6, 19-34), la viga en el ojo, las perlas a los cerdos, la piedra a cambio de pan, la culebra por el pescado, la puerta angosta, los lobos disfrazados, los higos no cosechados, el árbol bueno, el hombre prudente, la cueva de las zorras (Mt. 6,19-8,20). A nosotros nos parecerá exagerado pero Jesús lo hizo, y he ahí la diferencia.
5. LENGUAJE DIRECTO: La palabrería nos ahoga. Homilías MUY largas están en total desbalance con la gran ceremonia de la Eucaristía. Sea vuestro lenguaje si, no… (Mt. 5,37), Pedid y se os dará (Mt. 7,7-8). Hay que desconfiar de los que hablan demasiado, dice el pueblo.
6. ACOMPAÑABA CON SIGNOS: Jesús utilizaba permanentemente otros lenguajes de los que nosotros no somos muy conscientes y que poseen una efectividad mayor que la palabra. Infortunadamente los Evangelios poco nos cuentan de ello aunque vienen algunos ejemplos: Imponer las manos, tocar a los enfermos… (Mt. 8,3-15. 9,29)
7. DISCRECIÓN: Evita la fama y el reconocimiento público (Mt. 8,4. 9,30. 12,16) El orgullo no solamente es falta evidente de inteligencia sino que es irrespetuoso e ignorante. Discreción y sencillez en el lenguaje y las actitudes hablan de riqueza interior, no exterior.
8. TONO: Tampoco este aspecto está consignado en los textos evangélicos. Lo que importa es el tono, dice la gente. Varios pasajes tendrían más fuerza si los imaginamos como en realidad debieron ser. “Amigo, ¿con un beso entregas tú al Hijo del Hombre?”. Esta pregunta pudo ser enfatizada con el tono cuando dice Amigo o cuando dice beso o cuando dice Tú o cuando dice Hijo del Hombre. En cada paso la frase escrita es igual pero dicha, varía totalmente su significado.
8. DIDÁCTICA: Con frecuencia, cuando Jesús hablaba los evangelistas decían: “Les ENSEÑABA diciendo” Jesús era un maestro y practicaba las normas básicas de la didáctica. Sabía dar instrucciones y consejos como cuando envió a los apóstoles (Mt. 10).
10. DIALÉCTICA: Jesús utilizaba con frecuencia los polos extremos. La dialéctica tiene como resultado un tertium quid que es dinámico y contundente. Le da fuerza y claridad al lenguaje. Ejemplos: enfrentamiento entre padres e hijos (Mt. 34-39), Reproche contra las ciudades incrédulas (Mt. 11,20-24).
11. SIMBÓLICA: Dentro de su preocupación por hacerse entender, otro de los recursos más utilizados en sus intervenciones eran las metáforas o historias simbólicas. Imágenes. Jesús hubiera sido un cineasta consumado. Jonás (Mt. 12,40) La reina del sur (Mt. 42-44) La Madre y los hermanos de Jesús (Mt. 12,49-50).
12. EL HOMBRE DE LAS PARÁBOLAS: por esto se le criticaba. Era un contador de historias, un cuentero. En los tiempos modernos, el autor religioso más leído en el mundo es sin duda Antonio de Mello y la razón es la misma, contaba historias. (Mt. 13,3) Parábola del sembrador (13, 4-9) Parábola de la mala hierba (13,24-31) Parábola de la semilla de mostaza (13,31-32) Parábola de la levadura (13,33) Parábola del tesoro escondido (13,44) Parábola de la perla (13,45-46) Parábola de la red (13,47-50) Sorprendente tantas historias en un sólo capítulo de Mateo. Afortunadamente el mismo Jesús nos explica la razón: “A ustedes (los discípulos), Dios les da a conocer los secretos del Reino de los Cielos, pero a ellos (la gente común), no” (Mt. 13, 11) “Por eso les hablo por medio de parábolas; porque ellos miran pero no ven; escuchan pero no oyen ni entienden” (Mt. 13,13). Traduciendo el mensaje sería que la teología no es para las parroquias… “Jesús habló de todo esto a la gente por medio de parábolas, y sin parábolas no les hablaba. Esto fue para que cumpliera lo que había dicho el profeta: Hablaré por medio de parábolas, diré cosas que han estado en secreto desde que Dios hizo el mundo” (Mateo 26, 36-44).
13. ESCUCHA: Jesús tenía la inmensa y necesaria capacidad de escuchar. Se sentaba con tranquilidad a oír a su interlocutor y no establecía diferencias entre las personas. Igual hablaba con poderosos y cultos como con personas sencillas. Hablaba con extranjeras: La Samaritana (Jn 4,1-42) La sirofenicia (Mc 7,24-30) Con pecadoras reconocidas: “Ellas precederán a los demás en el reino de los cielos” (Mt 21,31). Con la adúltera (Jn 8,2-11).
14. NECESIDAD DE LA ORACIÓN: La diferencia de los mensajes profanos a los del evangelio, sin duda estriba en que el trabajo de comunicación del evangelio TIENE que estar permanentemente acompañado por la oración. Sin ella las palabras no tienen sentido ni son efectivas. Un hombre de oración se convierte ipso facto en el parlante de Dios. Todas las grandes acciones de Jesús estuvieron precedidas por jornadas de oración: al iniciar su Vida Pública (Mt. 4), antes de algunos milagros (Mt. 14,13), antes de su Pasión (Mt. 26,36-44), enseñaba sobre la oración verdadera (Mt.5,13. 7,7-11).

* * *

“Sea vuestro lenguaje: Sí, sí; no, no; que lo que pasa de aquí viene del Maligno” (Mateo 5,37).

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Pensamiento complicado de un tal John Allen Paulos

"La inevitabilidad de muchos conflictos sociales se deriva, entre otras cosas, del hecho de que dos de nuestros ideales políticos más básicos, la libertad y la igualdad, son incompatibles en su forma más pura".

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