El modelo de José Antonio Abreu se implantará en zonas como el Bronx
El maestro José Antonio Abreu y su Sistema de Orquestas Infantiles y Juveniles de Venezuela constituyen el símbolo hacia el que todos los intérpretes, compositores, gestores culturales y educadores del mundo miran para hacer sobrevivir un género que hace años languidecía peligrosamente. El éxito de su modelo venezolano -que enseña ahora mismo a 265.000 niños y jóvenes, en su mayoría procedentes de familias sumidas en la pobreza- ha sido rotundo. Pero Abreu no se conforma con implantarlo en su país: quiere exportarlo fuera de sus fronteras. Por eso ha aprovechado el final de su gira por España y Estados Unidos para bautizar un ambicioso proyecto que se materializará a lo largo de los próximos dos años.
La máquina del idealismo encarnada en este hombre imparable comienza a recoger sus frutos a escala internacional en lo que supone toda una exportación del fenómeno a Estados Unidos. Si Europa -con la vista de directores como Claudio Abbado y Simon Rattle- miró ya hace tiempo a Venezuela como el lugar desde donde se daría nuevo vigor al legado de Bach, Mozart, Beethoven o Mahler, EE UU también ha visto en el sistema de José Antonio Abreu una piedra angular sobre la que girar. No es casual que Gustavo Dudamel, la estrella más prometedora del milagro venezolano, esté a punto de tomar, a sus 27 años, el mando de la Filarmónica de Los Ángeles.
Desde allí, este brillante músico liderará los postulados del sistema Abreu en California, con la implantación en barrios marginales latinos de la enseñanza musical que él mamó. Pero no es el único foco donde el modelo se va a imponer. El conservatorio de New England ha pedido su asesoramiento. Omar Guerra se ha trasladado a vivir a Florida para impulsarlo allí y trabar proyectos con la New World Symphony de ese otro agitador que es Michael Wilson Thomas. En Nueva York, junto a los responsables del Carnegie Hall, Abreu empieza a poner sus semillas en Harlem y el Bronx. Ya existe toda una estrategia coordinada por Susan Simor, una de las ideólogas académicas del sistema y directora del núcleo de Montalbán (Caracas).
"Han ido surgiendo cosas por libre en Estados Unidos, pero todo ha dado lugar a una dinámica y a unos frutos crecientes. En Estados Unidos, parece que el sistema se va a extender ampliamente", comentaba el propio Abreu el lunes por la noche en el Carnegie Hall. "Nuestra metodología en el fondo es la de todo el mundo, con una excepción importante: impulsamos la práctica orquestal desde el principio, porque crea una dinámica de superación individual y de grupo fundamental", añade el compositor venezolano.
El creador del Sistema de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela -último Príncipe de Asturias de las Artes- ha conquistado Nueva York de la mano de 100 músicos clásicos jóvenes iberoamericanos, los soldados mejor preparados para abrir esa profunda brecha idealista. El martes triunfaron en el Carnegie Hall con la Quinta de Tchaikovsky y el Primer concierto para piano y orquesta de Brahms. Hoy se preparan para tomar Miami.
Lo cierto es que Abreu ha encontrado en Nueva York padrinos de lujo. La hija de Leonard Bernstein, Jamie Bernstein, les introdujo ante un público entre el que había críticos neoyorquinos de referencia, músicos de la New York Philarmonic y agentes internacionales de peso. Después tuvieron tiempo de celebrarlo en casa del creador de West Side Story, donde su hija montó una fiesta por todo lo alto para agasajar a Abreu. "Cuando vi a aquellos jóvenes en un vídeo de YouTube interpretar el mambo de mi padre, sentí que él no estuviera en mis direcciones de correo electrónico para podérselo enviar", comentaba la hija de Bernstein antes del concierto en el Carnegie Hall. "Así es como él quería que se viviera su música", añadía.
El de Abreu y su proyecto es un camino sin retorno, una aventura que no tiene vuelta atrás. Una aventura puesta en práctica sobre el escenario por músicos entusiastas que creen sin fisuras en la filosofía de este hombre visionario e impulsor de la música como arma de transformación social. Entre ellos sobresale una amplia mayoría de jóvenes músicos procedentes sobre todo de la Joven Orquesta Nacional de España (Jonde), que ha dado un giro en sus planteamientos, según reconoce su director artístico José Luis Turina, y ha unido a su objetivo de perfeccionamiento musical las labores de compromiso.
Pablo Mielgo, de 32 años, la dirige estos días con una elegancia y un vigor admirables y Javier Perianes, nuevo talento del piano ya más que prometedor, sobresalen entre una cantera muy preparada e ilusionada con el nuevo proyecto. En el Carnegie Hall, los dos tomaron entusiasmados posesión de unos camerinos no aptos para mitómanos. "En esta habitación han calentado Gigels o Horowitz, alucinante", comentaba Perianes. "Eso es justo lo que no debemos pensar", le rebatía Mielgo, aunque, de pronto, recordaba: "Chaikovski estrenó aquí su Quinta sinfonía y certificó que su música gustaba más en Estados Unidos que en Rusia".
Ambos se han colocado al frente de un grupo tan heterogéneo como vibrante que culmina hoy una gira agotadora por España -actuaron en Madrid, Huelva, Valladolid y la cárcel de Soto del Real, coordinados con el Teatro Real- y Estados Unidos. El gran núcleo lo forman músicos de entre 17 y 25 años de la Jonde, junto a intérpretes de la Simón Bolívar de Venezuela o de la New World Orchestra.
El milagro Abreu continúa tomando cuerpo. Nadie duda ya de que este hombre que comenzó su apostolado hace más de 30 años en un garaje de Caracas es hoy el gran profeta de la música clásica actual en el mundo. Los venezolanos, junto a la Jonde española, actuaron en el Carnegie Hall. Gustavo Dudamel impulsará el 'modelo Abreu' desde Los Ángeles.
Fuente: elpais.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario